Sara Maynar Escanilla

Sara Maynar Escanilla

(Zaragoza, 1906-Burbáguena, Teruel, 1986)

Sara Maynar Escanilla nació en la localidad de Zaragoza en el año 1906, en el seno de una familia acomodada formada por Manuel Maynar Barnolas, prestigioso abogado civil, y Pilar Escanilla Estrada.

Estudió en varias instituciones privadas, como el antiguo colegio San Felipe, y el Bachillerato en el Instituto de Zaragoza, obteniéndolo en 1923 con excelentes calificaciones.

Por deseo de su padre, ese mismo año se matriculó en los estudios preparatorios de Derecho de la Universidad de Zaragoza y, al mismo tiempo, comenzó también el periodo preparatorio de la Facultad de Filosofía y Letras, superando sus tres asignaturas con Matrícula de Honor.

Entre 1924 y 1929 realizó el periodo de licenciatura en la Facultad de Derecho (y de Ciencias Sociales), con matrículas de honor en casi todas las asignaturas.

En su expediente académico custodiado en el Archivo Universitario consta que verificó los ejercicios de Licenciatura en Derecho el 27 de septiembre de 1929 con la calificación de sobresaliente –se conservan los exámenes–, y el día 30, del mismo mes y año, se presentó a la oposición para obtener el Premio Extraordinario, quedando en primer lugar.

Fue una de las primeras estudiantes en acceder a la carrera de Derecho como alumna oficial, y se convirtió en la primera licenciada en Derecho por la Universidad de Zaragoza, número uno de su promoción y Premio Extraordinario de Licenciatura.

Cabe señalar que en esa segunda mitad de la década de 1920 el número de mujeres matriculadas en estudios superiores universitarios era del 2% en España.

Tras terminar la carrera, se trasladó a Madrid con la intención de realizar el Doctorado, del que se tiene constancia que aprobó las asignaturas correspondientes en la Universidad Central. En la capital madrileña se relacionó con el ambiente cultural de la Residencia de Señoritas y con las y los integrantes de la Generación del 27, destacando su amistad con Rafael Alberti.

Poco tiempo después de licenciarse, el 2 de enero de 1930, juró su cargo como abogada en la Audiencia de Zaragoza. Gracias a varias publicaciones de la época conservadas, tanto de prensa local como nacional, se percibe el impacto que tuvo el acontecimiento en la sociedad.

El 4 de enero fue entrevistada para La Voz de Aragón, periódico editado en Zaragoza, y habló sobre cuestiones relacionadas con el feminismo y de la abogacía ejercida por mujeres. La revista madrileña La Estampa dedicó su portada del 7 de enero a la noticia de la reciente licenciatura de Sara Maynar Escanilla y a su juramento de «los Evangelios en la Audiencia». En la entrevista comentó que en la Universidad defendía la igualdad de derechos, sin embargo, se declaró no feminista y en lo que a temas familiares se refiere, mostró una fuerte ideología conservadora.

Asimismo, el 9 de abril de 1932, de nuevo la revista gráfica y literaria La Estampa dedicó un artículo de varias páginas al asunto de la incorporación de las mujeres a la jurisprudencia, titulado «Las mujeres van a ser jueces, notarios, registradores…». En él se mencionaba a Sara Maynar Escanilla como abogada recién licenciada, junto a su fotografía de la portada de 1930, y a otras insignes abogadas del momento como Victoria Kent Siano, Clara Campoamor Rodríguez, Matilde Huici Navaz y Concha Peña Pastor.

Fue una de las primeras abogadas colegiadas en Derecho del país, la primera abogada de Aragón, y la primera profesora de una facultad de estudios jurídicos en España.

Trabajó en la Universidad de Zaragoza como «ayudante de clases prácticas» durante el curso 1930-1931, en el Área de Derecho Internacional Público y Privado. Y diez años más tarde, entre 1940 y 1941, volvió a retomar su trabajo en la Facultad de Derecho, en esta ocasión como «ayudante de clases prácticas de Derecho Administrativo», según documentación localizada en el Archivo Universitario.

En la década de 1930, en el curso 1932-1933, retomó sus estudios de Filosofía y Letras, en la sección de Historia, que había comenzado en 1923 con el «periodo preparatorio». La guerra civil española supuso el cierre de la Universidad, por lo que pudo completar su expediente –de manera excelente–  una vez terminada la contienda, entre los años 1939 y 1942. Consta la expedición de su título el 10 de marzo de 1943, y se le entregó el 21 de septiembre de 1946.

A pesar de colegiarse y estar en contacto con el mundo de la jurisprudencia, no figura que llegase a ejercer la abogacía y continuó su trayectoria profesional por la rama de la docencia, como encargada de los cursos de Lengua Griega en el Instituto de Enseñanza Media de Calatayud, durante tres años. En 1944 obtuvo por oposición una plaza de profesora adjunta de Lengua Griega en el Instituto Nacional de Enseñanza Media de Teruel, entre 1945 y 1950. Asimismo, estuvo encargada de la Cátedra de Filosofía y Psicología en la Escuela Normal de Magisterio.

Asimismo, fue alumna de los «Cursos de Verano en la Universidad de Jaca, en las enseñanzas de griego», y obtuvo un certificado de aptitud del Centro de Estudios Clásicos de la Facultad de Filosofía y Letras.

Algunos de estos datos se conocen gracias a una carta enviada por Sara Maynar Escanilla al decano de la Facultad de Filosofía y Letras en mayo de 1945, como solicitud para presentarse a un concurso para la provisión de plazas de Ayudante de prácticas de la Facultad, adscritos a la especialidad de Lenguas Clásicas, en la que expone sus méritos.

En 1950 Maynar Escanilla se trasladó a la ciudad de Alcañiz para trabajar en el recién creado Instituto Laboral masculino como profesora de Lengua y Literatura. Además, en enero de 1951, al poco tiempo de haberse incorporado, fue nombrada directora.

Destacar que fue la primera de diversas mujeres que ostentaron el puesto de dirección, quizá por la prolongada y eficaz gestión de su predecesora. No era un hecho habitual que la mujer pudiese optar a las plazas de dirección; hubo que esperar hasta los años 80 para encontrar mujeres en las direcciones de los centros de Secundaria. En realidad, el único instituto de Aragón que cuenta en su historia con una numerosa presencia de directoras es el Instituto de Alcañiz.

Retomando la labor de Sara Maynar Escanilla, durante sus más de veinte años como directora –estuvo en el cargo entre 1951 hasta 1976–, consiguió diversos avances para la institución alcañizana. El instituto laboral se convirtió en instituto de bachillerato en 1967 y logró que pudiesen estudiar las jóvenes, pese a la oposición de los colegios religiosos de la ciudad.

En Alcañiz desarrolló su carrera profesional y dejó un recuerdo muy importante. Fue una extraordinaria profesora de Lengua y Literatura y una diligente directora, pero también concejala del Ayuntamiento de la ciudad. Como reconocimiento a su labor el Ministerio de Educación le concedió la Medalla de Alfonso X en la categoría de Lazo, y fue distinguida con la Medalla de Plata de la Juventud por parte de la Delegación Nacional de Juventudes.

Fue también una escritora muy activa: publicó diversos artículos en los semanarios Tierra Baja, El Noticiero y Bajo Aragón. Y una aficionada del estudio del esperanto.

Sara Maynar Escanilla falleció en 1986. En memoria y agradecimiento a su meritoria labor profesional en Alcañiz, la biblioteca del Instituto «Bajo Aragón» de la ciudad lleva el nombre de esta pionera en Derecho y en docencia, y en 2009 el Ayuntamiento de Zaragoza le otorgó su nombre a una calle de la capital aragonesa.


DOCUMENTACIÓN:

Archivo Universitario de Zaragoza

Consulta la documentación digitalizada conservada en el Archivo Universitario:

https://albarracin.unizar.es/portalArchivo/registro?id=00479809
https://albarracin.unizar.es/portalArchivo/registro?id=00521682

Consulta del catálogo online disponible en la web https://archivouniversitario.unizar.es/

BIBLIOGRAFÍA:

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BASELGA MANTECÓN, C., FERNÁNDEZ LLAMAS, M. P., GAUDÓ GAUDÓ, C. y TORRES MARTÍNEZ, I., «Los bachilleratos femeninos», en VICENTE Y GUERRERO, G. (coord.), Estudios sobre historia de la Enseñanza Secundaria en Aragón (Actas II Congreso celebrado en Zaragoza en el año 2011), Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 2012, pp. 109-146.

CARABIAS, J., «Las mujeres van a ser jueces, notarios, registradores…», Revista Estampa, Madrid, nº 222, 9 de abril de 1932, pp. 3-6.

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